10 de mayo de 2014

De rebecos por Ancares

La Sierra de Ancares está situada en la zona noroeste de la provincia de León. Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, conforma el límite entre Galicia y Castilla y León en esta zona.
Hoy nos decidimos a hacer una visita por estos parajes para admirar sus paisajes y de paso poder observar a los rebecos que hay por aquí, constituyendo la población occidental de la distribución del Rebeco (Rupicapra rupicapra) en la Cornisa Cantábrica.


Por toda la zona podemos encontrar refugios de montaña donde hacer un alto en el camino y reponer fuerzas. Cerca de algunos de estos refugios podemos encontrar lagunas naturales.


En las orillas podemos observar en estas fechas de primavera, la eclosión de los pequeños renacuajos de sus huevos, rodeados por una sustancia mucosa.



Y cerca de la orilla y en los prados, encontramos numerosas flores, como estos Narcisos.


A medida que ascendemos, observamos que las laderas aún conservan muchos neveros de las últimas nieves del invierno. Hacia allí nos dirigimos, pues es allí donde se encuentran los rebecos.


Cruzamos numerosos prados de alta montaña tapizados de pequeñas flores. Desde aquí podemos ver las dos vertientes: la de Galicia que aparece en la foto y la de León detrás de nosotros.


Nos encontramos debajo de un nevero. Aquí la nieve y el hielo se truecan en agua para deslizarse por los profundos valles y formar los ríos.


Durante esta edad temprana de los ríos, el agua forma pequeñas cascadas de agua pura y cristalina.

Atravesarán por bosques de roble, abedul, serval, acebos... que por aquí llaman "Morteiras". Estos bosques situados en las cabeceras de las cuencas hidrográficas son ecosistemas de una importancia extraordinaria.


Más abajo atravesarán los pueblos que en esta zona suelen situarse en el fondo de los valles.

En la parte inferior de un neveros descubrimos
varios rastros de Rebeco en forma de deyeciones
que sueles depositar en pequeños montoncitos
de excrementos.
También observamos que está todo cubierto por
huellas. Ya estamos cerca de ellos.












Y allí están, en un lateral de un gran nevero. Aunque la zona esté sembrada de piedras, tienen las pezuñas adaptadas para desplazarse sin problemas por estas zonas.


Es relativamente fácil localizarlos cuando se encuentran sobre la nieve.