22 de julio de 2015

Un paseo por la Sierra de la Culebra

En la anterior entrada, comentábamos que desde Campoaliste se divisa la cercana Sierra de la Culebra, una cadena montañosa de escasa elevación y paisajes ondulados compuesta por materiales pizarrosos y cuarcíticos situada en el noroeste zamorano, entre las comarcas de Alista, Tábara, Carballeda y Sanabria.

Se dice que la Sierra de la Culebra es la "cuna del Lobo", pues en esta zona se encuentra una importante población de este cánido en la Península Ibérica. Durante los pocos días que disponía de mi última escapada a la Sierra, me propuse localizar al Lobo (Canis lupus).
Como siempre, durante estos días de calor de julio, vamos a tener más posibilidades de éxito a la hora de encontrarnos con ellos si acudimos al monte a primeras horas del día o a últimas de la tarde, o incluso, por la noche...

Al poco de adentrarme por uno de los caminos que recorren la Sierra a primeras horas de la mañana al encuentro del Lobo, localizo una Liebre ibérica (Lepus granatensis), lagomorfo de costumbres crepusculares y nocturnas, ya que por el día se encuentra oculto. Nada más verme, salió corriendo a lo largo del camino hasta perderse de vista.


Seguimos avanzando introduciéndonos más y más en el monte, cercano ya al inicio de las laderas de las cumbres de la Sierra. En ese momento, detrás de una mata de robles, aparece un Corzo (Capreolus capreolus) que en esos momentos se encontraba plácidamente pastando en un claro.


A partir de ahora empiezan a mezclarse robles y pinos. Los pinos se hacen cada vez más numerosos hasta colonizar totalmente las laderas de las zonas más altas. Ya casi es media mañana y hay pocas esperanzas de encontrar al cánido, pues como la Liebre, es también de hábitos crepusculares y nocturnos, pero quién sabe...


De sur a norte, por la Sierra de la Culebra discurre la línea de ferrocarril Medina del Campo-Orense, actualmente con poco tráfico de trenes. En la foto anterior vemos los típicos puentes que cruzar las vías. Todo esto me trae recuerdos de mi infancia, cuando cogíamos el tren para venir a estas tierras de vacaciones. Se va manteniendo poco a poco, pero todas las estaciones están abandonadas; una pena, porque muchas de ellas son realmente espectaculares.

Estación de San Pedro de las Herrerías.
Aquellos trenes de vagones negros y locomotoras verdes con rayas amarillas se han sustituido por trenes de colores claros, más rápidos y con todo tipo de comodidades.

Dejamos para las últimas horas de la tarde la búsqueda del Lobo, pues ya se hace incómodo andar por los caminos debido al calor.

Iba mirando al suelo buscando algún tipo de huella que me dé pistas de por dónde ha pasado el Lobo y la verdad es que se encuentran multitud de rastros de todo tipo, sobre todo de corzos y ciervos, pero también de zorros, conejos, jabalíes y alguna de Lobo. Hay esperanzas...
De pronto, entre unos pequeños pinos en un lateral del camino, me sorprende un gran Ciervo (Cervus elaphus) con su gran cornamenta de siete puntas. Puedo ver cómo actualmente está cubierta de borra que dentro de unos días se eliminará para quedar lista para el celo del otoño.


Durante un rato nos quedamos mirando mutuamente, admirando la magestuosidad y el gran porte del espectacular cérvido. Durante todo ese rato pude realizar varias fotografías hasta que decidió desaparecer hacia su derecha y adentrarse lentamente en la espesura del pinar, deteniéndose de vez en cuando. Hasta pronto: espero encontrarnos de nuevo en la berrea...

Ya empieza a desaparecer el sol por las peñas de la Sierra. Es momento de ajustar los parámetros de las cámaras para escenas de poca luz; puede ser que en cualquier momento me cruce un Lobo y tengo que estar prevenido. Ajustados balances, sensibilidad y diafragma. Continúo el camino haciendo el menor ruido posible.
Al llegar a un cruce de caminos, veo corretear a un grupo de conejos entre la vegetación del borde. A veces salían al camino para, rápidamente, volver a esconderse. Así estuvieron un buen rato. Me voy acercando hasta ocultarme detrás de un matorral y ver los juegos más de cerca. Tuve que volver a ajustar la cámara pues en este punto, todavía llegaba algún rayo de sol.


Bueno, pensé que el principio y el final del día se iban a abrir y cerrar con encuentros con lagomorfos, así que mañana sería otro día...

A la mañana siguiente, lo primero que vi fue una Zorro (Vulpes vulpes). Ya había tardado en aparecer...



Repito de nuevo el recorrido, ya que el día anterior había visto unas huellas recientes de Lobo y sus rascaduras en el camino.


La verdad que en este segundo día, la salida del sol fue espectacular. El silencio era absoluto. Tan sólo se oía el ligero sonido de la brisa al atravesar entre las ramas de las jaras. Hoy puede ser el día...


Y por fin, el Lobo. Lástima que estaba en contraluz y pude fotografiar bien el color del pelaje. Bueno, para otra vez...

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